Ponme dos, o lo que quieras. Por 13€ por persona podeis comer a base de platitos innovadores. Buena cervecería en el barrio de Triana (o la ciudad de Triana…), en Ronda de Triana 18. Diferente y moderna, tanto la decoración como los platos y tapas. El interior del local está revestido de pizarra donde tienen lugar suficiente para escribir toda su carta y que puedas verla de un vistazo.
Aunque un poco pequeño, tiene el desahogo de su terraza situada bajo un soportal, resguardado de las inclemencias del tiempo.
A parte de las pizarras, tienes platos fuera de carta muy interesantes también.
Una de las especialidades son los chupa-chups de pollo, que están buenísimos, o el tartar de toro de lidia que está espectacular.
Las taleguillas de queso de cabra con nueces y mermelada de tomate, estaban crujientes, pudiendo apreciarse cada elemento, y venían acompañadas por una salsa de piña que le aportaba mucha frescura.
La musaka es diferente a lo que sueles entender como tal. Normalmente está compuesta principalmente de verdura entre láminas de berenjera. En este, abunda la carne triturada como si fuera una lasaña. Diferente, pero no por ello peor. Está bastante bien.
Los Fideos Udon con salteado de verduras, Solomillo y salsa de ostras tienen un sabor y un olor espectacular. A parte queda lo llamativo de las finísimas láminas katsuobushi ondeando al son del calor del plato.
Katsuobushi es el nombre japonés para un alimento preparado a partir de atún listado o bonito de altura. Según el corte más fino o grueso, recibe diferentes nombres. El más fino se denomina hanakatsuo. Cuando se añade hanakatsuo como topping a un plato caliente, el vapor tiene el efecto de hacer que las virutas se muevan como si bailaran, debido a lo cual se conocen como «copos de pescado bailarines».
El rissoto de boletus, no difiere mucho de los que me encuentro últimamente en otros locales, tienen mucha nata. Se hace con nata, pero no es necesario que se abuse. Aun así, estaba sabroso.
Si quieres pasar ya a los postres, la tarta de queso tiene un sabor intenso, aunque demasiado densa.
No creo que sea común, pero siendo los platos que pedimos individuales, sacaron los saquitos para mi acompañante y tardó 10 minutos en llegarme la musaka, por lo que el tiempo de espera para empezar a comer se alargó bastante.
Por lo demás, me pareció un lugar agradable, con buena atención en general, aunque deberían cuidar esos detalles de servicio que pueden hacer una espera incómoda.